sábado, 5 de febrero de 2022

La reforma laboral sale adelante

 A mitad de legislatura, el partido socialista ya ha conseguido llevar adelante uno de los puntos estrella de su programa electoral: la reforma de la Ley del Trabajo que aprobada en la anterior legislatura por el PP. Ahora, hay que señalar que de aquella idea inicial de derogación total y elaboración de una nueva ley, se ha quedado en una pequeña reforma de la reforma. Es decir, que poco han cambiado y les ha costado lo suyo conseguirlo.

Estas dos últimas semanas había un gran movimiento de negociaciones entre PSOE-Podemos y el resto de partidos "aliados" como Bildu, ERC, BNG..., partidos que se suman al carro de los otros cuando les interesa y cuando se les concede lo que exigen y piden a cambio. Y aquí estaba la clave. Las reuniones entre el gobierno, sindicatos, empresarios, habían conseguido, no sin poco esfuerzo, ponerse de acuerdo en cambiar "un par de cosillas que ellos consideraban importantes" de la Ley del Trabajo. Además, Europa también estaba por detrás y veía que muchos cambios y que fuesen drásticos, tampoco eran buenos, tal y como estaban las cosas. Así que, después de muchas negociaciones, se pusieron de acuerdo y elaboraron una reforma que les convenció a todos.

Ahora venía el gran escollo, superar la aprobación en el Congreso y, como era de prever, esto sería difícil y duro, porque no se podía cambiar ni una sola coma en lo que se había conseguido. Con lo que rápidamente los partidos que se aliaban al gobierno cuando les interesa, los nacionalistas y separatistas, enseguida dijeron que ellos no aceptaban aquella mínima reforma, porque no era lo que les habían vendido en su momento. Y es que, cuando apoyaron al gobierno de Sánchez en la investidura, lo hicieron diciendo que la Ley laboral sería derogada y se haría una nueva. Así que se sintieron engañados por esta jugada y dijeron que ellos "no" aceptaban ni aceptarían si no había alguna contraprestación a cambio.

Día tras días, las negociaciones del gobierno con los partidos "aliados" fracasaba y con este fracaso llegaron al día de la votación. Todos estaban preparados y aquellos que no podían asistir votaba telemáticamente. Y aquí vino el primer caos. Resulta que uno de los políticos del PP votaba telemáticamente y una vez finalizada la operación se dio cuenta que había votado lo contrario que tenía que votar, es decir que daba su visto bueno a la reforma, cuando su partido, "disciplina de partido" le llaman, debía votar no. Así que se calza los zapatos y se dirige al Congreso, donde  notifica que ha habido un error en su voto telemático y solicita que se le deje votar presencialmente, anulando este voto. La presidenta del Congreso le indica que "lo votado está votado", y por lo tanto, no le dejan acceder a la sala del Congreso para repetir su votación.

Empieza el recuento y se dan cuenta que el voto de los dos representantes de UPN (Unión del Pueblo Navarro), no coincide con lo ordenado desde arriba por su partido. Debían votar sí y aparece con no. No han respetado la "disciplina de partido" y por lo tanto los votos son 174 no, 174 sí. Vamos que empieza la alegría de los partidos de la oposición que han conseguido lo que querían. Pero de pronto, las cosas cambian. La presidenta del Congreso anuncia que el voto que estaba pendiente es sí y válido, por lo que queda aprobada la reforma. Y las tornas cambian. Ahora los que se alegran son los del gobierno y los partidos de la oposición se preguntan qué ha pasado, que todo es un pucherazo, que no es válido este resultado, que se debe repetir...

A lo que vamos. Aquí al final uno se da cuenta que lo que importa no es la reforma laboral ni los trabajadores y empresarios que se van a ver afectados por ella. Lo que importa es: para los partidos "aliados" al gobierno, conseguir los beneficios que ellos querían, pedían y exigían al gobierno, entre ellos beneficios para sus comunidades autónomas y para seguir haciendo su "guerra particular" de autonomías e independentismo. Para los partidos de la oposición, mantener su reforma laboral aprobada hace unos años y que apretaba en la medida que ellos consideraba necesario. Para UPN, un acuerdo con el PSN para mantener la alcaldía de Pamplona gracias a ellos y que, tras esta ruptura con la "disciplina de partido", ahora se verá rota, porque el PSN se siente engañado y por lo tanto vendido. Y para el gobierno, el poder sacar adelante su reforma de la reforma y decir: "nosotros cumplimos nuestro programa político", aunque la reforma total anunciada se halla quedado en una reformilla de nada.

Con todo esto, queda demostrado que a los políticos les importamos "una mierda" los ciudadanos. Lo que les importa son sus intereses personales, sus ganancias, sus bolsillos y por supuesto, sus negocios. Porque todos sabemos que, esto de ser político tiene los días contados, se acaba, y cuando las vacas gordas desaparecen, entonces hay que tirar de los ahorros y seguir viviendo de lujo, a costa de los que les hemos votado.

Ahora, la semana que viene, vamos a ver cómo termina toda la historia, porque los partidos de la oposición lo van a llevar al Constitucional pero, de momento, la reforma laboral está aprobada.

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