sábado, 1 de enero de 2022

Ya llego el 2022

 Cuando un niño nace, todos queremos verlo y conocerlo. Y pillamos a la madre para que nos lo enseñe y si va por la calle nos acercamos para verlo. Y al verlo empezamos a sacarle comparaciones. Se parece a su padre en los ojos, se parece a su madre en la boca, a su abuelo en el pelo, a su abuela en las orejas... ¡Qué bonito es! Y, sinceramente, para mí nunca le saco parecidos y además no me parecen bonitos, porque de pequeños los niños son feos, arrugados y con cuatro pelos que son una pelusilla de imberbe.

Esto nos ocurre con este nuevo año que comenzamos. Acaba de nacer el 2022 y todos tenemos ilusión por él. Por lo que nos deparará y nos traerá. Pero lo que todos deseamos, creo yo que todos, es que no se parezca a su padre 2021 ni a su abuelo 2020. Esperamos que sea distinto y no siga la misma línea que ellos, porque de ser así, no sé yo dónde llegaremos.

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