Y es que el cambio no se hizo en condiciones. Mientras el cambio en los precios se hizo al alza, el cambio en los sueldos se hizo ajustándolo al máximo. Lo cual quería decir que ganábamos lo mismo, pero gastábamos más, porque todo nos costaba más.
Hoy, pasados 20 años, el cambio ya no lo hacemos. Y quizás eso también nos hace sentir que no gastamos tanto. Así, cuando salgo con mi familia a comer y me gasto 40 ó 50 euros, me parece razonable, porque el sueldo es en euros. Pero si me entretengo a pensar y me paro, pienso en que esa misma comida me está costando 8000 pesetas, y eso era una cantidad de dinero considerable.
El otro día, hablaba con mi nieto, que ya tiene 8 años y le contaba la historia de la peseta y le enseñaba una peseta. Se quedaba asombrado y no le entraba en la cabeza eso de pensar en pesetas y en euros. Es más, a las horas salimos a dar un paseo y se me ocurrió comprarle una bolsa de rufitos y cuando me preguntó a cuanto equivalían los 80 céntimos que nos habíamos gastados, entonces me dí cuenta de lo que habíamos perdido con el cambio (132,80 pesetas por una bolsa de rufitos!!!)
El euro ha traído cosas buenas, pero los que vivimos el cambio, nos dimos cuenta de que, hacernos europeos nos salió muy caro, por lo menos a los españoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario