lunes, 3 de enero de 2022

Nochevieja movidita en Melilla

 La pasada Nochevieja no fue nada tranquila para la Fuerzas de Seguridad del Estado. La valla volvió a ser el punto caliente. Unas 200 personas intentaron saltarla, aprovechando que estábamos comiendo las uvas y bebiendo champán. Pero el dispositivo montado, tanto en nuestro lado como en el marroquí, impidieron que estos pudieran pasar. Se trataba de marroquíes que pretendían entrar en Melilla por Farhana y que incluso llegaron a tirar piedras.

Una vez más el engaño de las redes sociales invitó a que los marroquíes se agolparan contra las vallas para intentar pasar. Habían informado (o desinformado) que se abrían las fronteras y allí se presentaron, con la intención de pasar a España. Pero una vez que llegaron a los puestos fronterizos, descubrieron que estos seguían cerrados a cal y canto, como llevan desde el 14 de marzo de 2020.

El segundo punto caliente estuvo en el centro de menores de la Purísima. Los vigilantes fueron atacados y tuvieron que refugiarse en la garita de vigilancia de la entrada. Aún así, unos 30 menores se dedicaron a tirar piedras y destrozar lo que se puso por medio. Si no hubiera estado blindada la puerta, solo Dios sabe lo que les hubieran hecho a los vigilantes, quienes, aún así resultaron heridos dos de ellos por las piedras.

Después de estar 40 minutos siendo bombardeados por piedras, llegaron los bomberos y las Fuerzas de Seguridad del Estado y consiguieron reducirles. Incluso los bomberos tuvieron que forzar la puerta, porque había quedado bloqueada de tal manera que era imposible abrirla. Lo peor de todo es que, como las cámaras de vigilancia no funcionan, o sea, están puestas como decoración, ahora nadie sabe cómo empezó la movida y quienes han participado, con lo que no ha habido ninguna detención y se irán de rositas, dispuestos a liarla en otro frente, los cabecillas y participantes.

Y como la noche estaba movidita, no podían faltar los "prende contenedores de turno". Así que los bomberos tuvieron que salir a apagar varios contenedores incendiados. Cada contenedor cuesta 1800 euros y posiblemente sean los más caros de todo el país. Por ese precio podían haber sido también ante vandálicos, porque desde luego son una ruina.

Al menos en esta ocasión, los bomberos pudieron actuar sin tener que esquivar las piedras que, en otras ocasiones, les han lanzado mientras apagaban un contenedor o un coche que habían prendido.

Como se ve, algunos tuvieron la noche de Nochevieja movidita y no necesitaron ir a bailar a un local de ocio nocturno.

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