Y es que encima no pueden competir con las naranjas de Sudáfrica, de Marruecos o de Egipto, que cuestan mucho menos que las nuestras. Lo que parece que no nos damos cuenta que estos países producen a menor coste porque en muchas ocasiones no cumplen con los requisitos de control de calidad que se les exigen a las naranjas de España.
Esta realidad se lleva viviendo desde hace mucho tiempo. Nuestros productos, de muchísima mejor calidad, son abandonados en el campo y en nuestros supermercados nos encontramos con productos, mucho más baratos, pero de peor calidad y sometidos a menores requisitos que los nuestros.
Entiendo que es necesario el libre mercado, pero me parece que hay cosas a las que se les deberían exigir los mismos requisitos de calidad y los mismos medios de producción, sean de donde sean. Lo que tengo claro, y llevo haciéndolo desde hace ya unos años, lo primero que miro cuando voy a la frutería es el origen de los productos y si tengo donde elegir, elijo el producto nacional. Y eso que en ocasiones la diferencia de precio no son uno o dos céntimos, sino hasta 50 céntimos.
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