En la actualidad los autónomos cotizan de acuerdo con la cuota que eligen, con independencia de sus ingresos. Lo que genera una desigualdad entre empresarios que facturan por ejemplo una cantidad equivalente a menos del salario mínimo interprofesional y otros que puedan percibir mucho más. Además se propone que el autónomo pueda cambiar el tramo hasta en seis ocasiones a lo largo del año, porque no en todos los meses se factura lo mismo.
También se propone una tarifa plana de 70 euros para aquellos que tienen rendimientos inferiores al salario mínimo interprofesional y para apoyarlas al principio de su actividad profesional.
Lo cierto de todo esto es que, una vez más, los que pagan las ayudas y gastos del gobierno, en una gran parte, son los autónomos, esos que montan su negocio porque, o no quieren o no pueden ser funcionarios o deciden llevar a cabo sus sueños. Aquí está la clave de que la gente quiera ser funcionarios, que se dediquen durante años a preparar las oposiciones y que no quieran exponer sus ahorros montando una empresa. En la tele escuchaba, de boca de una autónoma española que trabaja en el extranjero que, de momento, así no se plantea venir a España para montar su empresa.
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