jueves, 13 de enero de 2022

El "caos" del protocolo COVID

 Ante el desbarajuste que está provocando la cepa omicrón en España, donde los casos positivos aumentan de mil en mil cada día, la sanidad está colapsada, saturada y desahuciada y ya no solo las unidades que están al pie de calle, recibiendo casos y más casos, sino hasta la administración sanitaria está saturada. Así que el ministerio de sanidad ha tenido que cambiar todos los protocolos (si alguna vez los ha tenido) y adaptarlos a la realidad que ahora tenemos. Veamos.

Vamos a poner un caso totalmente ficticio y para nada posible y real. Imaginamos que mi compañero de trabajo tiene contacto con un positivo y por lo tanto él se contagia. Pero no lo sabe hasta que, dos días más tarde, su amigo le llama y le dice que, como se encontraba mal, con fiebre, con un poco de tos seca, picor de garganta y todo lo que queramos, se ha ido al ambulatorio y ha solicitado una prueba de antígenos, por aquello de asegurarse. Y resulta que la prueba ha salido positiva y por lo tanto ya tenemos un caso nuevo que añadimos a las cifras. Como este ha sido positivo, dan parte a los rastreadores, esas personas que se sientan delante de un ordenador (porque siempre que los sacan por la tele están así), con un micrófono y contactando con la gente para decirles que han tenido contacto con un positivo, que deben llevar la mascarilla y que les llamarán para darles cita para hacer una PCR o un antígeno.

Volvemos a nuestro compañero, que dos días después del contacto con su amigo, todavía no tiene ningún síntoma, pero ya se ha "acojonao" y entonces se va al ambulatorio y allí comunica que ha tenido contacto con un positivo y que por si acaso quiere que le hagan la prueba, por aquello de prevenir. Pero lo primero que le contestan es que si no tiene síntomas, que no le hacen nada, que lo solicite a su médico de cabecera y este le dará cita. Así que, mi compañero se va a su casa y, dándole vueltas a la cabeza, al día siguiente repite la operación. Pero ahora, en vez de decir que no tiene síntomas, señala que se encuentra mal, que tiene fiebre y que lleva dos días sin poder dormir. Así que, sin pensárselo dos veces, le hacen un antígeno que, ¡oh casualidad! sale positivo. Así que otro más para aumentar las cifras.

Ahora bien, a este compañero le dicen que se quede en casa y que le llamarán los rastreadores para pedirle posibles contactos. Pero mientras le llaman y no le llaman, él por su cuenta decide llamarme para informarme que, aunque llevemos dos días sin vernos porque estamos de vacaciones, es posible que me hubiera contagiado, porque él ya había estado en contacto con su amigo antes. Así que, si quiero asegurarme, que vaya al ambulatorio y que pida una prueba por haber estado en contacto con un positivo y que, aunque no tenga síntomas que diga que me encuentro muy mal y que tengo síntomas, porque si no me mandarán para casa.

Bien, uno ya empieza a "acojonarse" también, aunque como está vacunado con las dos pautas e incluso le van a colar la tercera en unos días, como que tampoco se preocupa en exceso. Lo único por la familia, pero bueno, todo se puede evitar. A las pocas horas, los rastreadores se ponen en contacto conmigo. Preguntas típicas: ¿está vacunado? ¿tiene síntomas? ¿cuándo ha sido el último contacto con ese positivo? ¿quién es su médico de cabecera? ¿tiene usted mutua?... Para terminar diciéndote. "Usted puede hacer vida normal, procure no tener mucho contacto con gente, y siempre que lo haga con la mascarilla". Y entonces se me ocurre preguntar: "pero, ¿puedo salir o me quedo en mi casa?" "No, no, usted haga vida normal, si tiene que salir, salga, pero siempre con la mascarilla". "Le llamarán de su ambulatorio para darle cita para hacer un antígeno o un PCR" y listo. Ok, perfecto, entonces no tengo que guardar cuarentena.

Uno, que peca de responsable, evita a partir de ese momento salir de casa. Lo justo y necesario y evitando el contacto con otras personas, empezando por los familiares más próximos. La única que tiene que aguantarte es tu mujer, que no le queda otra. Como estás de vacaciones, tampoco tienes más inconvenientes. Van pasando los días y a la semana suena el teléfono. Te llaman del ambulatorio para recordarte que has tenido contacto con un positivo y que por lo tanto te van a realizar las pruebas. Te preguntan si tienes síntomas o no. Y te dan día y hora para realizarte las pruebas. Además te indican que dos días después de las pruebas te llamará la enfermera de tu médico para preguntarte, por lo que también te dan cita con ella. Pero que será una llamada telefónica, que no tienes que ir para nada al ambulatorio.

Llega el día de la prueba. Han pasado 9 días desde que tu compañero ha tenido contacto contigo. Te presentas en el ambulatorio y la enfermera te explica que van a hacer un antígeno y un PCR. El antígeno te dará el resultado en breve y el PCR al día siguiente. Si te llaman es porque das positivo, si no te llaman es porque es negativo y por lo tanto no tienes nada. Te toma la muestra con el bastoncillo, que por cierto te mete hasta el cerebro. Será para ver si lo tienes en su sitio o no. Y mientras los líquidos hacen su efecto, te pregunta ¿cuándo ha sido el último día de contacto con esa persona? Hace 9 días, es tu respuesta. Y se miran las dos enfermeras entre ellas y comentan. "Ya ves 9 días desde el contacto". A continuación se has tenido síntomas o no. Si estás vacunado... Vamos las preguntas que ya se han convertido en el cuestionario habitual. Y entonces te dice que el antígeno es negativo y que posiblemente el PCR también, pero que eso lo confirmarán mañana. De todas formas, con el tiempo que ha pasado y siendo el antígeno negativo y sin síntomas, seguro que sale también negativo, te señala la amable enfermera. Inocentemente le preguntas: ¿Entonces ya puedo salir? Claro, si usted está vacunado con las dos pautas, aunque sea positivo, puede salir. Ya no tiene que guardar cuarentena ni nada. "Es que yo llevo todos estos días evitando salir y por eso lo pregunto". "No, pero usted puede salir sin problema. Es usted un ciudadano muy responsable, porque no es necesario encerrarse". Se lo han explicado mal.

Si me lo han explicado mal o no, no lo sé. Lo que no me cuadra a mí es que si antes uno era positivo, tenía que encerrarse en casa y no salir hasta que fuera negativo o pasasen los días prudenciales en los que la carga vírica había bajado. Ahora, si uno es positivo, sin síntomas y está vacunado puede salir. Pero vamos a ver, el hecho de estar vacunado no impide que me pueda contagiar y por lo tanto que pueda contagiar. Con lo que no termino de entender este protocolo "caótico" que han propuesto y que luego, cada Comunidad Autónoma, aplica a su manera.

Esto explica que los casos se multipliquen diariamente (por encima de 400 en las dos última jornadas) y que tengamos por encima de los 2400 casos positivos diagnosticados. Y por si fuera poco, ahora con la saturación de la sanidad, ya no se molestan en llamarte para decirte que has sido contacto y que te van a dar cita para hacerte el PCR y el antígeno. Felicidades señores "pensantes", a este paso, el que no se muere de COVID, se va a morir de asco.

Por cierto, como decía al principio, esto es un caso ficticio (como otros tantos más).

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