Pero hoy, leyendo la prensa descubro algo que me ha llamado la atención y ha creado en mí curiosidad para seguir leyendo e incluso buscando información. La cosa es que en un periódico español nos hablan de las trabas y pegas que, cada vez más institutos y colegios públicos, ponen a las familias para elegir la optativa de religión. Trabas que, incluso aquí en Melilla, llegan a inventarse que no hay profesores disponibles para impartir las clases, cuando es totalmente falso y existen tres propuestas desde la Diócesis de Málaga desde el mes de julio. Pero todavía no han dado el paso de contratar a estos profesores, porque no interesa.
Bueno pues bien, mientras en una página leo esta noticia, en la siguiente descubro que el sistema educativo finlandés apuesta por la asignatura de religión como "prevención de la violencia en la escuela". ¡Toma ya! Que la religión reduce la violencia escolar, tanto contra docentes como contra compañeros alumnos. Y es que en Finlandia, la religión es materia obligatoria (en España es optativa de oferta obligatoria para el centro y voluntaria para el alumnado). Evidentemente, como la mayoría de la población es luterana, la oferta es precisamente esta, la del cristianismo luterano, pero si hay más de tres alumnos, no solo en el centro, sino en la zona, que piden la religión católica o musulmana, el gobierno busca un profesor para poder impartir esta asignatura, de forma totalmente gratuita para las familias. Tres alumnos y ya están obligados a darla. En España, su oferta es obligatoria y si hay un alumno, entonces se debe impartir. Pero ya se encargan los centros de buscar la forma de que ese alumno cambie de parecer, porque para uno no vamos a acometer semejante gasto, suelen ser los motivos que se esgrimen rápidamente.
En Finlandia, además, la religión es computable para las notas y además para la selectividad. En España se ha eliminado totalmente de las notas finales, para que no influya.
Y resulta que en Finlandia quieren que se siga impartiendo esta asignatura en los centros, porque tratan de prevenir estos problemas con la ayuda de la enseñanza de la religión luterana, ortodoxa, católica y musulmana en las escuelas, respetando el derecho de los padres a decidir la educación que quieren para sus hijos. Pero esta sensibilidad existente en el país nórdico está a años luz en España, donde en la nueva ley educativa (Ley Celaá), la asignatura sigue siendo de oferta obligatoria para los centros, pero deja de computar en la nota media del expediente y pierde peso en el currículo. A esto se le añade el boicot que se le hace desde centros educativos. Somos un país laico, se esgrime, pero hay que tener en cuenta que los valores que se ofrecen desde la religión (cualquiera de ellas), no pueden dejar de existir en nuestra sociedad.
Estoy convencido de que, si lo mismo que nos fijamos en el modelo educativo finlandés para otras cosas como las matemáticas, la incorporación de las nuevas tecnologías o incluso el refuerzo artístico y musical, también nos fijásemos en estas otras cosas, nos iría muchísimo mejor en nuestras aulas y no estaríamos hablando de tanta violencia de los alumnos hacia los docentes o incluso de tanta violencia y agresiones sexuales en nuestras calles, como se está viviendo últimamente
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