miércoles, 14 de julio de 2021

A vueltas con el borrego

El día 21 de este mes, se celebrará la Pascua musulmana (Aid El Kebir), una de las mayores fiestas, por no decir la mayor fiesta de su religión. En ella sacrifican el borrego, en memoria del sacrificio realizado por el padre Abraham, a quien Dios le pidió sacrificar a su propio hijo, y en el último momento le entregó un borrego que sustituyese a ese hijo. Sí, una tradición judía, convertida luego en memoria cristiana y trasladada al mundo musulmán por el Profeta, con sus variantes y cambios, pero en el origen la historia judía.

Y para tal fiesta hacen falta borregos. Hasta hace unos años (hace 4 años que comenzó la polémica, aunque ya venía de antes), los borregos se traían de Marruecos. Es más, yo recuerdo a familias cargando su propio borrego en el coche y pasándolo por la frontera como si de un animal de compañía se tratase. Hasta en carretillas los he visto traer. Pero hace unos 4 años, comenzó la polémica y el enfrentamiento, más político que social. Comenzaron a poner trabas a los borregos venidos de Marruecos. En primer lugar, algo muy lógico. Si uno no puede traer carne de otro país, es normal que pongan trabas a traer un animal, sin ningún control sanitario, aunque sea vivo.

Y entonces se hizo necesario traer borregos de la Península. Y aquí se lió parda. Incluso hubo algún que otro político (o política) que salió a la calle anunciando que estos borregos que venían de la Península eran alimentados con restos de otros animales e incluso con piensos elaborados con productos provenientes del cerdo. Y así comenzó la población a calentarse y a levantarse. Unos se fueron a Marruecos a celebrar la Pascua, otros, los más atrevidos, se expusieron a traer el borrego de Marruecos a escondidas y los más, compraron el borrego que venía de la Península y se medio conformaron con ello. Sin embargo, cuando les preguntabas, te decían que el borrego de la Península sabía distinto y que no era lo mismo que el de Marruecos. Incluso te decían que era más caro y más pequeño, algo que es normal, porque los ganaderos los tienen que traer desde la Península, pagar los costes del viaje, asumir los costes de aquellos animales que mueren en el viaje y además alimentarlos en su ganadería hasta el momento del sacrificio.

Finalizada la fiesta, comenzaron a dar vueltas que había que buscar una solución y se propusieron buscarla para el año siguiente. Pero pasado un tiempo, todo el mundo se olvidó del problema y llegó nuevamente la fiesta y con ella, nuevamente la polémica. Otra vez comenzó el problema de que no se podían traer borregos de Marruecos, que había que traerlos de la Península. Entonces algún político sabio propuso crear una propia ganadería de borregos en Melilla, para que, llegadas las fechas, no hiciese falta traer borregos ni de la Península ni de Marruecos. Vuelta a la calle con la polémica del borrego "Manolo" (que así fue como se les comenzó a llamar a los borregos de la Península) y nuevamente la historia se repitió. Las familias terminaron comiéndose el borrego Manolo y aquellos que no quisieron, se fueron a Marruecos a comer el borrego "Mohamed".

Hasta que llegó el cambio. Y el cambio vino de la mano del cierre de la frontera y el cambio de gobierno de la Ciudad. Sí. Una vez que se cerró la frontera, era imposible traer borregos "Mohamed", ya que había que llevarlos a la Península y de allí traerlos a Melilla. Un viaje insoportable para muchos de estos animales. Y la única solución era traerlos de la Península. Así que el año pasado llegaron los "Manolos" y nadie, repito, nadie, les puso pega. Aquellos que habían anunciado que el borrego era alimentado con piensos fabricados de restos de cerdo, permanecieron callados (quizás porque estaban muy ocupados en su sillón del gobierno) y aquellos que habían criticado que eran pequeños y sabían y olían distinto, tampoco abrieron las bocas. Ahora sí o sí, había que comerse al "Manolo", sin protestas. Al final de la fiesta, nadie se quejaba de que supieran diferente. Al contrario, exquisitos.

Y este año pasa lo mismo. La frontera sigue cerrada. Los "Mohamed" siguen sin poder traerse porque el viaje es largo y duro para los pobres animales. Así que más de 4000 animales han llegado ya a la Ciudad para ser sacrificados el día 21 de julio y cumplir así con el rito del sacrificio y con la memoria del Padre Abraham.

Hay que ver, qué fácil es acabar con las polémicas y los problemas cuando no hay más remedio que pasar por el aro. Y es que, una vez más se cumple el dicho, no hay que buscar problemas donde no los hay. Dará lo mismo comer el borrego de la Península que el de Marruecos. En el fondo, lo que hay por debajo es una cuestión política y económica. No es lo mismo pagar ese dinero del borrego a un ganadero de la Península, que a un ganadero o familiar de Marruecos. El ganadero de la Península deja el dinero en el país, el ganadero o familiar de Marruecos, hace que el dinero se vaya a otro país. No hay otra historia por detrás, ya que el sacrificio es el mismo y la "gloria a Dios" es dada de la misma forma.

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