Todos sabemos que esta fiesta de los Reyes Magos es la fiesta de los niños. Se ha convertido, para agnósticos, ateos, creyentes cristianos o no cristianos como una fiesta en la que nos regalamos cosas, en muchas ocasiones inútiles, innecesarias y en otras deseadas y esperadas. Una fiesta que se ha universalizado y que se ha convertido en la fiesta de los regalos. Pero vuelvo a decir, es la fiesta de los niños. Niños que, con ilusión, esperan ese regalo tan deseado, ese juguete con el que llevan soñando durante medio año...
Miles de niños en España se dirigen esta tarde a ver las cabalgatas que, a la misma hora, se llevan a cabo en miles de pueblos y ciudades españolas. Buenos, este año no, porque no tendremos cabalgatas, ni tendremos reyes tirándonos caramelos, ni niños ilusionados y llorando porque ven su paquete entre los cientos de paquetes que llevan los remolques que acompañan a los reyes.
Pero para que no se acabe esta ilusión, en muchas ciudades de España se han montado diferentes actos. Por ejemplo en unos entregarán a los niños bolsas de caramelos, en otras los reyes pasarán por las calles para, desde las ventanas, puedan saludarles. En otros recibirán vídeos mensaje, o cartas mensaje, programados desde los ayuntamientos. Lo cierto es que de una forma o de otra, se han organizado para que la ilusión no se quite a los niños.
Esta visto que nos quitarán muchas fiestas religiosas y cristianas, pero esta fiesta de los reyes magos no nos la podrán quitar, porque ya se ha convertido en una fiesta no religiosa, sino una fiesta social y civil. No podemos olvidarnos que esta fiesta es la manifestación de Dios a los hombres a través del niño Jesús y eso, por mucho que quieran evitarlo, no debemos olvidarlo y debemos recordárselo todos los años. No nos quedemos sólo en los regalos, sino en el mayor regalo que se nos ha entregado a los hombres, Jesucristo es mostrado a toda la humanidad, le guste o no le guste. Esa es la realidad.
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