Este domingo leemos en la misa la lectura de las bodas de Caná, según el evangelio Juan, el primer signo que hizo Jesús al iniciar su misión de anunciar la Buena Nueva.
Las bodas son momentos de fiesta y alegría. Y no hay frase más triste en una boda, y en todo el evangelio, que la de: "No tienen vino". Si se acaba el vino en una boda, se acaba la alegría.
Así que Jesús, no pudo soportar esa tensión de que el vino se acabase y por lo tanto se propuso convertir el agua en vino. En realidad lo que pudo haber hecho fue "aguar" los restos de vino que quedaban en las tinajas, con lo que hizo un vino suave y más agradable que el que estaban bebiendo.
Aguado o no el vino, su propósito fue conseguido, la boda, la fiesta, continuó y los novios y por supuesto invitados, continuaros con su alegría.
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