jueves, 25 de noviembre de 2021

Europa está que arde

Hace algo más de una semana publicaba un post señalando que nos estábamos relajando y que los casos empezaban a subir como la espuma. En los países de Europa se estaba produciendo un aumento de casos y España parecía que estaba como esperando a ver qué pasaba y se mantenía subiendo muy poquito a poquito. Pero es que en pocos días esta evolución de los casos COVID-19, empezó a aumentar y los problemas han comenzado, sobre todo en Austria y Holanda. España tiene regiones con pocos casos y otras que van aceleradas.

Lo cierto es que, a pocas semanas de empezar a celebrar las Navidades, nos encontramos, una vez más, con el aumento de casos. Aquí en Melilla ha sido muy significativo, pero en una semana hemos pasado de 33 casos a 91. Los expertos lo achacan a que en Europa la población vacunada es, en algunos lugares, muy poca. Sin embargo, en España se está conteniendo un poquito más la transmisión porque hay gran parte de la población ya vacunada. Y se han empezado a poner las terceras dosis en mayores de 65 años.

Aunque la población esté vacunada, hay que recordar que la vacuna no impide que te puedas infectar. Sí es cierto que tienes menos posibilidades y que además tienes menos posibilidades de infectar a otros, pero aún así puedes tener el virus. Los síntomas también pueden ser más débiles, pero eso no quita para que necesites hospitalización e incluso UCI, pero ya son casos extremos.

Ante este aumento de infecciones (estamos hablando de una incidencia acumulada de más de 1000 casos en algunos países de Europa), los gobernantes empiezan a tomar medidas. Algunas tan drásticas como en Austria, donde la vacunación se hace obligatoria a partir de febrero de 2022 y hasta entonces los no vacunados deben estar confinados. O en Alemania donde los vacunados no pueden ir a trabajar y se les suspende de empleo y sueldo o en Italia, donde todas las fuerzas de seguridad del Estado y enfermeras y médicos deben estar vacunados. Estas medidas han provocado que mucha gente salga a las calles y empiecen a manifestarse en contra de las mismas. Hemos visto imágenes de Rotterdam, donde los disturbios callejeros han provocado más de 50 detenciones (la mayoría de menores de edad curiosamente) y han dejado heridos entre la policía y los manifestantes. O en Austria donde han salido con pancartas en las que se podía leer que estas medidas se entendían como una vuelta al nacismo del año 1938.

También las medidas han afectado, una vez más, a la hostelería y a la restauración. Nuevas limitaciones de horario y de aforo e incluso tener que solicitar el pasaporte COVID o el certificado COVID en el caso de España. Ya hay comunidades como Galicia, que lo están poniendo en marcha. Y todo por poder llegar a las Navidades en una situación más o menos normalizada.

Ante todo esto, lo que se está haciendo es estigmatizar a aquella población que no está vacunada. Se les ha puesto el "sanbenito" y son ellos los culpables de que los casos aumenten. Es más, he llegado a oír que aquellas personas que no se quieren vacunar son negacionistas. Y me parece que esto no es correcto del todo, porque en primer lugar uno puede aceptar la existencia del virus en nuestra sociedad, pero no estar de acuerdo con ponerse una vacuna de la que, por su inmediatez o incluso por los efectos negativos que se han producido en una mínima parte de la población, no estén muy convencidos de ella. Así que, personalmente, me parece que obligar a poner una vacuna que todavía no está muy perfeccionada, porque no nos evita la enfermedad en ninguno de los casos, atenta contra una de nuestras libertades. Ahora bien, el no ponernos la vacuna y poder infectar a otras personas, atentamos contra la libertad de aquellas personas que se la han puesto y con las que mantenemos relación. Con todo esto, el tema no es fácil de solucionar y va a traer mucha cola.

De momento, estas medidas han provocado que muchos de esos ciudadanos que todavía no se habían vacunado, comiencen a pensárselo y a hacer cola para ponerse la vacuna, a regañadientes, pero se la van a poner. Porque ya han visto que de no ser así, tendrán que quedarse en casa todas las Navidades y además van a ser señalados en la calle y en su trabajo. Con respecto a esto último, lo de ser señalados en el trabajo, los abogados y juristas han indicado que las empresas no tienen el derecho de saber si estás o no vacunado. Es una información personal y privada y por lo tanto uno la da si quiere. Atenta contra la confidencialidad de la persona. Por lo tanto si a alguien, desde su puesto de trabajo le preguntan si está vacunado, puede negarse a dar esta información, y si por negarse le expedientan, puede llevar el caso a los tribunales.

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