Mañana hace tres meses que estamos en estado de alarma, 90 días. Y también hace tres meses que tuve que cerrar mi negocio y esperar hasta poder volver a reiniciar la actividad. Durante este tiempo nos hemos dedicado a limpiar, a poner a punto, a ver cómo podríamos atender cumpliendo con la nueva normativa y respetando las tres "m" (limpieza de manos, distancia de un metro y mascarilla). Después de tres meses, mañana volvemos a reabrir nuestro negocio. No sabemos cómo responderá la gente, pero seguro que bien, porque durante todo este tiempo, nuestros clientes han seguido llamándonos, preguntándonos por la calle para cuando abriríamos. Pues bien, ha llegado el día y mañana volvemos a la "nueva normalidad". Nueva normalidad que tiene limitado el aforo. Nueva normalidad que nos obliga a atender con mascarilla. Nueva normalidad que te pide separar más las mesas. Así que tendremos que pedir a nuestros clientes, calma, paciencia y respeto de las normas, que son en beneficio de todos.
La situación política se complica por días. Hoy declaraba el delegado de Gobierno en Madrid sobre el tema de la manifestación del 8-M. El movimiento antifascista y antirracista se expansiona por el mundo. Ahora se dedican a romper estatuas de la historia. Colón, Churchill... son acusados de racistas, xenófobos y miles de cosas más. Han pasado de grandes personajes a grandes villanos. Creo que esto se nos va de las manos. Es evidente que estos personajes harían cosas malas, pero también hay que reconocer las cosas buenas. De todas formas no podemos ahora destrozar la historia de la humanidad, porque como empecemos de verdad, no va a quedar ni Jesucristo. Unos pueden criticar a descubridores, otros a científicos, otros a políticos y así, entre unos y otros, intentar desmontar la historia.
Lo importante creo que es seguir viviendo en esta sociedad y con esta situación en la que vivimos. Tratar de salir de esta crisis sanitaria, social, económica... lo mejor que podamos. Miles de personas siguen realizando colas en las puertas de centros de Cáritas, puertas de iglesias, asociaciones... Estos son los que ahora nos tienen que preocupar y por lo tanto es conveniente centrar todas las fuerzas. Mucho de este odio que existe en la sociedad, es precisamente sembrado por nuestros políticos. Pero a ellos parece darles igual, mientras sigan en sus puestos, cobrando sus sueldos, siguen echando leña al fuego.
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