Llevan tres días saliendo a la calle en barrios de Madrid con cacerolas, banderas de España y carteles pidiendo la dimisión del gobierno y al grito de ¡libertad! ¡libertad! Unos dicen que son los partidarios de la derecha o de la ultraderecha, otros que no representan a la mayoría y son barrios de gente con poder económico... Lo cierto es que la gente empieza a cansarse de estar a las órdenes de unos cuantos señores, a los que ven que dicen pero no hacen. Muchas familias se tienen que poner diariamente en las colas de los bancos de alimentos, de Cáritas y de Asociaciones para poder recibir una bolsa con algunos productos básicos para poder comer ese día, porque las prometidas ayudas del gobierno, no llegan. Se les llena la boca con la firma de la renta básica, pero los ERTES, muchos trabajadores todavía no los han cobrado. Y por lo que se ve, no sólo se mueven en Madrid, sino que en muchas otras ciudades se empieza a notar un ambiente de cierta crispación hacia el gobierno.
Muchos bares y restaurantes abrieron ayer lunes sus terrazas y hoy martes ya las han tenido que cerrar. Algunos porque la misma policía les ha obligado por las aglomeraciones de gente que había en sus mesas. Incluso gente de pie sin mesa ni nada tomando la cerveza, como ocurrió en Sevilla. En otros hubo peleas por una silla o una mesa en la terraza como ocurría en Canarias y otros porque han visto que no pueden dar un servicio sin la seguridad mínima, así que hoy martes han cerrado para estudiar otras posibilidades de servicio. Y es que parece que la gente tenía ansia por poder tomar una cerveza en una terraza.
A todo esto ahora el señor Sánchez habla de volver al Congreso para solicitar una nueva prórroga del Estado de Alarma, pero en esta ocasión no por 15 días, sino por 30. Si en la última solicitud lo tuvo duro, en esta lo va a tener peor, porque ya algunos de los que le dijeron que sí, o le pusieron condiciones como Ciudadanos, o le dijeron que así no, que busque el plan B ya que no iban a tragar más. Y eso es lo que se ha puesto a buscar el PP, el plan B. Pero es lo que tienen que hacer todos. Si el presidente no les da plan B, vamos a dárselo el resto para demostrarle que es posible y que lo que quiere es tener un poder pleno para hacer y deshacer a su antojo.
Y mientras mucha gente pide de comer en colas, cada día más largas e inabarcables para las Asociaciones, en el Congreso se han gastado 13 millones de euros en dietas y financiación de partidos desde el 14 de marzo. Y uno se pregunta, ¿pero hay actividad en el Congreso? ¿No acuden más que unos pocos de forma presencial a los plenos y comisiones? ¿Cómo es posible semejante desembolso? Pues es posible porque siguen intactas las remuneraciones y subvenciones. Por lo tanto las dietas de los diputados y senadores, se siguen pagando. Los que residen en Madrid, 917,03 euros y los que vienen de otras provincias 1921,20 euros. Un total de 1 142 874,37 euros todos los meses, sin acudir a las Cortes. A esto tenemos que sumarle las ayudas a partidos para sufragar los gastos y el reparto va según la representación parlamentaria de cada partido. Este dinero se destina en seguridad y funcionamiento ordinario. En los presupuestos aparecen 55,4 millones al año, que divididos entre doce son 4,6 millones al mes. Este tema ya se planteó y se cuestionó a finales del mes de marzo, y la respuesta fue que se donarían 3 millones de euros al Estado procedentes de los remanentes de la Cámara, pero que no se podía dejar de pagar estas dietas. Algunos de nuestros políticos señalaron que donarían parte de su sueldo, pero de forma voluntaria y sin control del mismo, por lo que no se puede saber quién lo ha hecho y quién no. Y por si fuera poco el presidente evadió la pregunta sobre la bajada de su sueldo y el de sus ministros en la última rueda de prensa. De vergüenza lo de nuestros políticos. Espero que dentro de unos años, cuando tengamos que volver a las urnas, nos recordemos de todo esto que estamos viviendo.
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