miércoles, 22 de abril de 2020

Estado de Alarma: Día 39

Desde luego esto ya no tiene nombre. Ya estoy harto de tanto confinamiento. Unos encerrados en casa sin salir más que a comprar el pan y otros con toda tranquilidad por la calle. Voy a por el pan hoy y mientras espero en la cola pasan dos menores con toda su tranquilidad, sin guantes, sin mascarilla, sin ningún problema, andando tranquilamente por la calle sin que nadie les diga nada. Y es verdad, nadie les dice nada. Pasan por delante nuestro y nadie les dice nada. Ni si quiera yo les he dicho nada. Luego, una vez que han pasado, lo he estado pensando y me digo a mí mismo, pues les tenía que haber llamado la atención. Pero creo que es más por miedo que por otra cosa.

Pero lo gordo es que cuando ya vuelvo para casa me cruzo con dos ancianas tranquilamente hablando en la puerta de la casa como si no pasase nada, sin mascarillas, sin guantes, sin protección ninguna, como si con ellas no fuese. Osea, todos intentando que los mayores no se contagien y dándoles preferencia cuando van a comprar al supermercado y luego nos encontramos con los que están tranquilamente charlando en la puerta de casa como si esto fuese una historia que se han inventado y no pasa absolutamente nada. Me dan ganas de decir, pues a la mierda con tanto confinamiento y tanta historia. Voy a hacer mi vida y si me apetece ir a dar un paseo, ¿quién me lo tiene que prohibir? Y si me apetece salir a correr ¿por qué me voy a privar de ello?

Y después de este acaloramiento, simplemente añadir que me está dando la sensación que vivimos en un país de "mal de muchos, consuelo de tontos". En vez de tratar de investigar por qué hemos comprado materiales defectuosos o test que no funcionan, ver si estas empresas a las que se lo hemos comprado no se han querido lucrar a costa nuestra y si hay que llevarlas ante los tribunales, hacerlo, no, nos consolamos en que a todos los países europeos les ha pasado igual. Alemania ha comprado material a un país africano y este material no ha llegado. Holanda también ha sufrido el timo del material que no existe y han comprado también material que ha desaparecido. El otro también ha recibido material defectuoso y así, uno tras otro. Y con eso nos quedamos, hemos sido engañados todos y listo no hay más que decir. Pues no, señores, no. No podemos caer en engaños ante la situación que tenemos. Quizás teníamos que haber sido más previsores y lo dice el dicho "cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar".

Hoy nos acompaña un clásico, Joaquín Sabina, ¿Quién me ha robado el mes de abril?


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