Comenzamos el Triduo Pascual. Todavía se me hace extraño no oír tambores y cornetas por la calle. No ver pasos y gente acompañándolos. Se hace extraño vivir una Semana Santa sin vivirla en la calle. Y si no podemos vivirla en la calle tampoco en las iglesias. Ahora bien, eso no significa que no celebremos y vivamos la Semana Santa. Lo podemos hacer desde nuestras casas, porque la Iglesia se hace presente allí donde un cristiano se hace presente. Este año la Semana Santa se vive en lo que se llama la "Iglesia doméstica". Concepto sobre el que se profundizó en los años 80, en el Sínodo de los Obispos de 1980, pero del que poco se ha hablado siempre. Y es que en cuestión de Iglesia, hay muchos conceptos que son desconocidos y están muy bien definidos. La familia es esa Iglesia doméstica en la que vivimos esta Semana Santa de 2020.
Hoy se ha tenido una sesión en el Congreso de los Diputados para aprobar una nueva prórroga de confinamiento. Curioso, para una sesión y aprobar esta situación que estamos viviendo, con unos representantes basta. Y digo yo, ¿no bastará también con esos representantes para el resto de legislatura? Porque de ser así, nos ahorramos muchos sueldos. En el fondo, tantos políticos para qué. Hagamos limpieza entre tanta maleza. Realmente ¿son necesarios tantos Diputados, tantos Senadores, tantos asesores? Mira que es cantidad de dinero...
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