No me van a quitar las ganas de gritar: ¡HOSANNA AL HIJO DE DAVID!, en este Domingo de Ramos, aunque esté confinado en mi casa y no pueda participar de la procesión de los olivos ni de la eucaristía ni de las procesiones de mi ciudad. Comienza la Semana Santa, la semana más importante para los cristianos, ya que es el fundamento de nuestra fe, la muerte y resurrección de Jesús.
Algún vecino ha querido recordar las procesiones de este día y ha puesto, desde su ventana, música de procesiones e incluso hasta el "novio de la muerte", himno de los legionarios que acompañan hoy la procesión de La Pollinica.
Por fin parece que lo que se venía anunciando desde hacía días, empiezan a bajar los casos de infección que tienen que ser hospitalizados. Hoy también han bajado los muertos y siguen aumentado la gente que les dan el alta de los hospitales. Parece que los sanitarios tienen un pequeño respiro ante lo que habían vivido en estas semanas pasadas.
El problema son los asintomáticos. Todos esos que han padecido el virus pero no tienen síntomas. Esos se pueden localizar haciendo test, por lo que tendrán que empezar a realizar test a lo loco. Pero a todo el mundo, ya no con preferencias, como parece que se están haciendo ahora. No sólo a aquellos que por los síntomas, o porque están ingresados y hay que ver si lo siguen teniendo. NO. Ahora todos nos tendríamos que someter a esos test y comprobar si estamos o no contagiados con el virus, aunque no tengamos ningún síntoma.
Y por eso se están preparando diferentes espacios para poder trasladar a toda esa gente que da positivo pero no tiene síntomas. Porque es necesario que, durante unos días, no tengan contacto con nadie y puedan eliminar el virus de su cuerpo. Sólo así podremos recuperar nuestra normalidad, que va a ser difícil que la recuperemos.
Mientras, en otros países, la gente parece que sigue haciendo la vida normal. Siguen haciendo deporte, siguen saliendo al parque, siguen paseando. Evitan los espacios de aglomeraciones. Evitan los bares y restaurante, que están cerrados, pero siguen con su vida más o menos normalizada. Esta situación va a resentir la economía de todo el mundo. Todos vamos a necesitar ayuda. Unos más que otros. Pero todos. Es preciso que, poco a poco, vayamos recuperando nuestros negocios, porque si no, mucha gente va a quedar arruinada.
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