La cosa es que estaba yo tranquilamente en mi casa viendo una película y tomándome una cervecita, cuando a las 12 de la noche empezó una "extraña fiesta" en la calle, que llevaba yo más de un año sin vivir. Bocinas, coches con la música a todo gas, voces, gente aplaudiendo y cantando... Y todo eso a las 12 de la noche.
A las 10 de la noche, todo el mundo en casita y a las 12, todo el mundo de fiesta. Evidentemente todos los locales de copas y ocio nocturno cerrados. Pero eso no era problema porque la fiesta estaba en la calle. Como si se hubiera acabado la pandemia de las narices y aquí no hubiera más de 300 casos infectados. Viendo el panorama, le comenté a mi mujer. "Esto va a llevar a que dentro de 30 minutos, la policía local esté en la calle haciendo controles". Y así fue. Enseguida se movilizaron y comenzaron a hacer controles. Y uno justo debajo de casa. Así que "pare, pase, pare, pase, pare, échese a ese lado, salgan del coche, póngase contra la pared y saquen lo que tienen en los bolsillos..." Y oye, a la hora los pitidos, las voces, los cánticos y la fiesta que se había organizado, ya se vino abajo y no se oía tanto barullo.
Así, que, señores, recuerden. Se ha terminado el estado de alarma (que sigo pensando que ha sido un falso y mal ejecutado estado de alarma, y de eso podemos hablar mucho), pero no el coronavirus. ¡A cuidarse mucho más ahora!
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