miércoles, 27 de enero de 2021

La "charca" municipal cerrada

La piscina municipal de Melilla permanece cerrada desde el mes de marzo de 2020. Si al cierre forzoso le añadimos el tiempo de cierre por obras de mantenimiento y remodelación, que supuso casi otro año, tenemos una piscina municipal totalmente inútil y que nos ha costado un dineral. Sólo las obras de remodelación de la cubierta, que se amplió con la remodelación del interior y de los ventanales, a lo que ya de paso... añadieron el vallado exterior, nos costó 1.276.285,61 €, a lo que hay que añadirle el IPSI de 127.628,56 €, haciendo un total de 1.403.914,17 €. Se suponía que era una mejora de la eficiencia energética de la piscina y resultó siendo una obra interminable, adjudicada en 2018 a la empresa COBRA y que terminó a finales de febrero de 2020. Un retraso considerable.

Claro que la justificación es que el 80% de la obra fue financiada con Fondos FEDER, lo que supuso que la Ciudad sólo pagó el 20%, unos 280.782€. Y la obra, que ha supuesto la instalación de 180 placas solares, permitirá ahorrar a la Ciudad unos 65.000 € al año en su funcionamiento, eliminado así las calderas de gasoil y los calefactores eléctricos. Aplausos a esta maravillosa gestión.

Pero claro, ahora sale la historia. Esta obra fue aprobada en 2018 por el Partido Popular, al frente en aquel momento del ayuntamiento. En abril de 2019, el actual presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro denunciaba y preguntaba por qué no se habían incluido en la remodelación inicial los vestuarios y los accesos y se han tenido que realizar después, con el consiguiente retraso en la entrega. Y en aquella misma comparecencia explicaba que el consejo de Deportes reconoce que haría falta una instalación más moderna y mejor equipada. Esto lo tachaba el señor De Castro de burla y tomadura de pelo.

Por fin terminan las obras en 2020, pero justo cuando van a abrirla llega la pandemia y la prohibición de poder ir a las piscinas municipales. Así que sigue cerrada hasta nueva orden. Orden que no termina de llegar y cuando por fin en junio se puede abrir, resulta que ahora surge otro problema y al parecer algunas tuberías están dando problema. La empresa que tiene contratado al personal comienza a tener problemas con los pagos. La Ciudad dice que a ellos les abonan las mensualidades, pero la empresa no paga a los trabajadores. En el mes de diciembre de 2020 llevan 5 meses sin cobrar su sueldo. La Ciudad propone rescindir el contrato con esta empresa, que se queda con el dinero y no cumple con sus trabajadores.

A todo esto, en junio se propone que las actividades de la piscina municipal, como no se pueden realizar, se van a realizar en la piscina de La Salle. Para ello, la Ciudad destina una partida de subvención de 63.751,00€ para pagar los gastos derivados de la ejecución del programa desde octubre hasta diciembre. En una subvención excepcional se le otorgan otros 40.000€.

Pero lo mejor de todo viene ahora. Como no somos capaces de abrir la piscina municipal (en la que seguimos gastando dinero), ahora el Consejero de Deporte, toma el guante lanzado por el anterior y como ya indicaba que hacía falta otra piscina allá por 2019, pues ahora ellos hacen el proyecto de una piscina nueva y un nuevo pabellón polideportivo. ¡Venga más dinero! ¿Pero no decían que era una burla y una tomadura de pelo aquellas declaraciones? Pues ahora resulta que sí, que hay que hacer esta obra y mientras tanto dejar cerrada una piscina en la que ya nos hemos gastado más de millón y medio de euros.

Por cierto, mes de enero, finales. La piscina cerrada por mantenimiento y los celadores sin cobrar desde hace casi 6 meses. Ni pagas extras ni historias. Pero para otras cosas sí hay dinero y si hay prisa en obtener el dinero.

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